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Fundador

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El Padre Pedro Richards, c.p., fundador del Movimiento Familiar Cristiano, fue sin duda un hombre de fe, espejo fiel del carisma del Cristo nupcial que el Espíritu Santo le inspiró.

 

Un gran visionario, que creyó en la posibilidad del apostolado familiar, procurando recuperar y revalorizar algo tan sagrado como el matrimonio.
Se presenta al mundo actual como ejemplo de misionero incansable, que recorrió los caminos de América Latina llevando el mensaje de Jesús y junto a él, la buena noticia sobre el matrimonio y la familia.

 
Apasionado por la pastoral familiar, vivió una vida intensa de entrega, generosidad y servicio, logrando una perfecta síntesis de inteligencia y corazón.

 
Tres componentes caracterizaron su fecunda vida sacerdotal y misionera: Testimonio de espiritualidad; Vida comunitaria y Acción entre las familias.

 
Esto se reflejó en los tres signos que lo acompañarán para siempre: El corazón, logo de la Congregación Pasionista; La cruz de ébano, signo de la misión; La estola, bordada con las tinajas y la cruz que identifican al MFC.

Permanecerá para siempre, impresa en nuestra memoria y en nuestro corazón, la última imagen que conservamos del Padre Pedro, en su habitación de la Casa de Nazareth, muy delicado, pero todavía muy consciente y que pudo comunicar su ansia por el futuro del Movimiento Familiar Cristiano y su infinito amor por toda la familia emefecista.

Padre Pedro Richards

Profundamente mariano, uno de sus pedidos fue que rezáramos el Rosario en familia.
Manifestó su preocupación por todo el MFC y las dificultades presentes, aconsejando que las piedras que tales dificultades significan, las transformemos en escalones para alcanzar el ideal.


Finalmente pidió que no dejemos apagar la antorcha del Movimiento Familiar Cristiano.
Dejó sus huellas y seguirá siendo el «CENTINELA DE LA FAMILIA». No perderemos de vista la herencia que nos dejó.

 
Estamos seguros que el 30 de octubre, Jesús mismo preparó la mesa del banquete del cielo para recibir a este Santo Varón, que «libró la batalla y perseveró hasta el final », siendo Sacerdote y Pastor, rodeado por los brazos amorosos de María, a la que tanto amó, volvió a su casa y ¡allí nos espera!

 
 

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